Recientemente, los científicos realizaron un estudio interesante sobre los daños que el consumo de patatas causa al organismo.
En particular, se estudió el efecto del producto sobre el desarrollo de enfermedades cardíacas o hipertensión.
Resultó que no existe una conexión directa. Sin embargo, los médicos todavía no recomiendan dejarse llevar por el consumo excesivo de patatas fritas.
Según los investigadores, una dieta saludable juega un papel clave en la prevención de las enfermedades mencionadas.
La esencia del estudio
En su trabajo, los científicos examinaron por separado patatas fritas, hervidas, horneadas y en puré.
El consumo de papa se midió mediante cuestionarios alimentarios que registraban el tamaño de las porciones y la frecuencia de las comidas durante el último año.
El volumen total se calculó en porciones por semana.
Se agruparon las patatas hervidas, las horneadas y las en puré.
El estudio, que incluyó a más de 110.000 personas, no incluyó datos sobre el consumo de patatas fritas.
Se utilizaron datos de 67.000 personas para analizar el riesgo de desarrollar hipertensión.
Los participantes tenían entre 25 y 72 años de edad y consumían un promedio de 1,9 a 4,2 porciones de papas por semana.
Conclusiones de los científicos
Como resultado del trabajo, los científicos no encontraron un vínculo significativo entre el consumo de papa y la aparición de enfermedades cardíacas, incluso teniendo en cuenta la edad, la dieta y el estilo de vida.
Tampoco encontraron evidencia de que diferentes tipos de papas cocidas (fritas, hervidas, horneadas, en puré) afectaran el riesgo de desarrollar estas enfermedades.
Sin embargo, se ha descubierto que el consumo excesivo de patatas fritas puede influir en el riesgo de desarrollar hipertensión.
Resultó que las personas que consumían más de una porción de este producto por semana tenían un 10% más de probabilidades de tener hipertensión que aquellos que no lo consumían en absoluto.