Las propiedades curativas de la rosa mosqueta se conocen desde hace siglos, pero los errores en su preparación pueden anularlas.
Para que las bayas aporten la máxima cantidad de vitaminas no es necesario hervir agua ni pasar tiempo, sino comprender la química del proceso.
Los escaramujos secos se lavan y se trituran en un mortero o licuadora; de esta manera la pulpa liberará jugo más rápido. Para 500 ml de agua tomar 2 cucharadas de materia prima.

El agua se calienta a 80°C: el agua hirviendo destruye la vitamina C, convirtiendo la decocción en una bebida fragante pero inútil.
Vierta las bayas encima, cubra con una tapa y envuélvalas en una toalla durante una hora.
El uso de un termo acelera la extracción. Es preferible un frasco de vidrio a uno de metal: la oxidación priva a la decocción de algunas de sus propiedades beneficiosas.
Dejar reposar durante 6-8 horas, pero no más tiempo: los taninos aportan amargor. Si quieres algo dulce, añade miel a la infusión tibia, no a la hirviendo.
Los escaramujos frescos se preparan de forma diferente.
Se cortan las bayas, se quitan las semillas esponjosas y se vierte la pulpa con agua a 70 °C. Dejar infusionar durante 40 minutos y luego colar.
Beber inmediatamente: durante el almacenamiento se destruye la rutina, responsable de la elasticidad de los vasos sanguíneos.
El sedimento en el fondo de la taza no es basura, sino una fuente de microelementos. Se remueve con cuidado y se termina.
No tiene sentido volver a fermentar las mismas bayas: pierden todas sus propiedades útiles durante el primer ciclo.
Una infusión bien preparada tiene un sabor ácido, un color rubí y el poder de la naturaleza comprimido en un sorbo.