Cada noche, una persona toma la posición más cómoda para dormir. Muchos expertos critican la posición boca abajo, pero las investigaciones muestran que para ciertos grupos de personas esta posición no sólo puede resultar cómoda, sino también beneficiosa para la salud.
Características anatómicas de dormir boca abajo.
Al acostarse boca abajo, la columna se encuentra en una posición más natural que cuando se duerme de lado.
La presión sobre los discos intervertebrales se distribuye uniformemente, lo que favorece su recuperación durante la noche.
Efecto sobre el sistema respiratorio.
Dormir boca abajo puede ser beneficioso para las personas que padecen apnea del sueño.
En esta posición, la lengua no se hunde y las vías respiratorias permanecen abiertas, lo que favorece la respiración libre.
Beneficios digestivos
Acostarse boca abajo puede ayudar a aliviar los síntomas de reflujo en personas con acidez.
Gracias a la gravedad, el ácido del estómago no sube por el esófago, lo que previene la acidez de estómago.
Aliviar la tensión muscular
Las personas que pasan mucho tiempo frente a la computadora pueden notar una mejora en la salud de la espalda cuando duermen boca abajo.
Esta postura ayuda a relajar los músculos de la parte superior de la espalda y el cuello.
Organización adecuada del espacio para dormir.
Para dormir cómodamente boca abajo, necesita un colchón de dureza media correctamente seleccionado. La almohada debe ser fina o inexistente para que el cuello no quede en una posición antinatural.
Características de la posición de las extremidades.
La posición óptima de los brazos al dormir boca abajo es doblados, en un ángulo de aproximadamente 90 grados con respecto al cuerpo. Es mejor mantener las piernas rectas o ligeramente dobladas por las rodillas.
¿Quién debería evitar dormir boca abajo?
Se recomienda a las mujeres embarazadas, a las personas con problemas graves de columna y a las que se han sometido recientemente a una cirugía abdominal que elijan diferentes posiciones para dormir.
Periodo de adaptación
La transición a una nueva posición para dormir lleva tiempo. El cuerpo puede tardar de varios días a varias semanas en acostumbrarse a la nueva posición de reposo.