El psicólogo clínico ruso, experto en el campo de la gestión de conflictos y la pedagogía social, Edgard Zaitsev, habla sobre los peligros de los estados de ansiedad y las prácticas útiles para eliminarlos.
El peligro no siempre es real
La ansiedad es un mecanismo de defensa que ha ayudado al ser humano a adaptarse a situaciones peligrosas desde la antigüedad. Ocurre como consecuencia de una depresión o agresión.
Algunas personas reaccionan al estrés huyendo y escondiéndose, mientras que otras luchan y luchan contra la amenaza. Pero por diversas razones, incluidas las pautas morales, una persona no siempre puede actuar como quiere.
Como resultado, cae en una trampa: los reflejos, el conocimiento y la experiencia lo empujan a realizar acciones que no puede realizar, por lo que la depresión o la agresión permanecen reprimidas y se recuerdan a sí mismas en forma de irritación y resentimiento.
Luego, a través de la matriz de estos agravios, una persona mira el mundo. Y en situaciones que recuerdan a una experiencia dolorosa, espera que suceda algo malo y desagradable. Por lo tanto, los traumas pasados pueden obligarnos a ver el peligro donde no lo hay hoy.
Una de las causas de la ansiedad es lo desconocido. Si una persona se encuentra en una situación desconocida, cuando no tiene patrones de comportamiento ya preparados y no sabe cómo crear los suyos propios, experimentará confusión y estrés.
Los ataques de pánico son ansiedades reprimidas.
Los ataques de ansiedad graves pueden manifestarse como ataques de pánico. Suelen aparecer de forma repentina y van acompañadas de una serie de síntomas vegetativos (latidos cardíacos rápidos, sensación de dificultad para respirar), así como de un miedo irrazonable a morir, volverse loco o hacer algo incorrecto.
Los ataques de pánico son el mecanismo del cuerpo para liberar emociones que alguna vez fueron bloqueadas por una persona en un momento de resentimiento, ansiedad, rabia o ira. Una persona que sufre ataques de pánico anhela ayuda y tranquilidad y protección. En tales condiciones, es imperativo contactar a un especialista especializado con educación superior: un psicólogo clínico o psiquiatra.
La ansiedad crónica daña el cuerpo.
El miedo y la ansiedad pueden ser útiles en situaciones en las que se necesitan reacciones rápidas y concentración.
La reacción biológica desencadenará la producción de adrenalina, que a su vez estimulará los músculos, aumentará su actividad y hará que los pulmones trabajen más activamente. La afluencia de oxígeno le ayudará a sentirse más sereno y atento. Pero esto es sólo por un corto período de tiempo. Cuando pase la situación estresante, los niveles hormonales volverán a la normalidad y el cuerpo necesitará tiempo para recuperarse.
Si una persona experimenta ansiedad de forma constante, el cuerpo no tiene tiempo para hacer frente al volumen de adrenalina liberada, lo que conduce a procesos destructivos en el cuerpo.
Además, la preocupación constante puede convertirse en ansiedad crónica, que está plagada de enfermedades de los vasos sanguíneos, del corazón, del sistema respiratorio e incluso de oncología.
La autoconciencia es la base para la prevención de la ansiedad
En primer lugar, para afrontar la ansiedad es necesario especificar exactamente qué acontecimientos la provocan y a qué experiencias pasadas se refieren. A veces basta con encontrar este detonante para que el miedo retroceda. Luego necesitas aprender a crear tus propios algoritmos de acción, guiado por lo que es mejor para ti.
La práctica de la consulta personal muestra que las técnicas de respiración y los procesos meditativos son efectivos para la prevención de la ansiedad, durante los cuales una persona responde a las preguntas: "¿Qué me está pasando?", "¿Por qué es así?", "¿Cómo me ayuda a desarrollarme?".
Las respuestas lo llevan a comprenderse a sí mismo y a su vida: qué hará en su juventud y vejez, si vivirá caóticamente, siguiendo los patrones del inconsciente colectivo, o seguirá su propio camino consciente.
Pero antes de permitirse crear nuevas oportunidades, es importante abordar viejas experiencias. ¿Por qué antes la gente se prohibía elegir lo que necesitaba? Muy a menudo, en el proceso de tomar conciencia, se recuerdan momentos traumáticos y agravios pasados que deben ser perdonados.
Después de esto, será más fácil aceptar las dificultades como aventuras mal interpretadas y verse a sí mismo no como un electrón que se mueve al azar, sino como una persona que controla su vida.