La ansiedad puede afectar su calidad de vida y los sentimientos de miedo y preocupación constantes pueden llevarlo a evitar ciertas situaciones, reuniones y adoptar hábitos poco saludables.
Los nutricionistas y psicólogos creen que la elección de alimentos también puede influir en la mejora o empeoramiento de la ansiedad.
La conexión intestino-cerebro resalta la interconexión de estos dos órganos, lo que indica que el intestino y el cerebro están en constante comunicación bidireccional y que la salud de uno afecta directamente la salud del otro.
En particular, nuestros microbios intestinales son un determinante clave de los síntomas de ansiedad.
¿Qué alimentos debes evitar porque pueden empeorar tus síntomas de ansiedad?
1. Alimentos procesados
Los numerosos alimentos envasados de colores que compramos en los supermercados tienden a contener largas listas de ingredientes, que a menudo incluyen azúcar y ácidos grasos omega-6.
Cuando se consumen con frecuencia, estos componentes alimentan los microorganismos dañinos del sistema digestivo, aumentan la inflamación y, por tanto, provocan estrés.
Estos productos carecen por completo de vitaminas, minerales y fibra que estimulan el cerebro, lo que tampoco los hace saludables.
Lo mejor es cambiar a alimentos integrales ricos en nutrientes, como verduras frescas o congeladas y proteínas limpias (aves y carne). También se recomiendan los frijoles, las lentejas, otras legumbres, el salmón, los mariscos y los garbanzos.
2. Azúcares refinados
¿Sabías que hoy en día existen alrededor de 262 nombres más para los azúcares ocultos en los alimentos? Si bien es de esperar encontrarlos en pasteles, pasteles, cereales en caja y barras de granola, no siempre se piensa en el azúcar del ketchup, los aderezos para ensaladas o las salsas para pasta.
El azúcar se puede encontrar incluso en alimentos más salados, como las patatas fritas o los champiñones encurtidos. El sabor de estos alimentos satisfará temporalmente sus papilas gustativas, pero puede afectar negativamente su intestino y su cerebro. Como el azúcar es adictivo, cuanto más comemos, más lo anhelamos.
3. Aceites industriales de origen vegetal
La industrialización de la industria alimentaria ha llevado al desarrollo de aceites baratos y altamente procesados. Estos aceites generalmente se producen a partir de subproductos de los cultivos más comunes del sistema (como maíz, semilla de uva, soja, girasol y palma).
Cuando se procesan, estos aceites se enriquecen con omega-6 y se les quita el omega-3. El exceso de omega-6 en la dieta contribuye al exceso de inflamación en todo el cuerpo, especialmente en el intestino y el cerebro.
Evite estos aceites reduciendo el consumo de alimentos envasados y procesados. A la hora de cocinar en casa, elige alternativas más saludables como el aceite de oliva virgen extra, el aceite de aguacate y el ghee.
4. Alcohol
El alcohol es un depresor bien conocido, pero sus efectos son individuales y dependen de cada organismo individual. Si bebe alcohol, hágalo con moderación y escúchese a sí mismo para comprender cómo le hace sentir el alcohol.
Si te pones nervioso o ansioso cuando bebes, entonces el alcohol no es para ti. Y no olvide que el alcohol tiene otros efectos negativos para la salud.
5. café
El café, conocido por sus propiedades estimulantes, también puede aumentar la ansiedad, pero no afecta a todos por igual.
Analiza tu estado después de tomar café.
Si aparecen síntomas como arritmia y aumento del estrés después de una taza o dos, reduzca su consumo de cafeína. Puede cambiar a alternativas energizantes que no aumenten sus síntomas de ansiedad, como jugos naturales y ciertos tipos de té.