Los orejones son un fruto seco sano y sabroso que contiene muchas vitaminas y compuestos minerales.
Si consume este producto con regularidad, tendrá un efecto positivo en la digestión, el hígado, el corazón y los vasos sanguíneos.
Pero a veces sucede que a una persona no le gustan mucho los orejones, pero aún así desea comer ese producto. Esto sucede por varias razones. Los más comunes son la deficiencia de vitaminas y el estrés.
Además, el problema puede estar en el sistema digestivo o en la progresión de patologías del sistema endocrino.
Este deseo también ocurre con la deficiencia de hierro.
Con falta de hierro, las preferencias gustativas cambian y se observa un aumento de la fatiga.
Con una deficiencia grave del elemento, a menudo se desarrolla anemia, se cae el cabello, aparecen dificultad para respirar, palidez y mareos.
Si desea comer orejones, esto puede indicar una falta de potasio. En este caso, también se pueden observar entumecimiento, hinchazón, calambres y debilidad severa.
Además, el deseo de comer orejones también aparece en situaciones en las que el organismo necesita vitaminas A, E o K.