El cerebro no puede evitar pensar en nada. Este "aparato" está diseñado de tal manera que hace girar sin cesar diferentes pensamientos en su cabeza y produce algunas conclusiones.
En algún momento, comienzan a ocurrir sesgos obvios hacia ciertos temas y emociones, y comenzamos a sentirnos inquietos y ansiosos.
Elena Katsyuba, psicóloga y psicosomatóloga, habló sobre una técnica que ayuda a determinar el grado de ansiedad y tomar las medidas adecuadas.
Si en un momento dado de la vida no sucede nada extraordinario o extremo (nadie muere, la casa no se incendia, la tierra no tiembla), entonces, por regla general, en nuestra mente giran los mismos pensamientos sobre algunos temas específicos. cabezas todos los días.
Para entender cuál de estos temas nos desencadena y qué tan avanzada está la situación, puedes utilizar una técnica sencilla pero eficaz.
Nos sentamos a la mesa, mentalmente nos quitamos la cabeza de encima y sacudimos sobre la mesa todos los pensamientos que nos han atormentado durante la última semana.
Luego comenzamos a organizarlos por tema. Por ejemplo, este pensamiento se relaciona con el tema del desempeño de mis hijos en la escuela, éste con un proyecto en el trabajo, éste con mi relación con mi esposo, éste con mi salud, que está enviando señales de alarma. Tendrás de 3 a 5 temas principales.
A continuación, tomamos cada tema, lo consideramos desde todos los lados y determinamos qué proporción está ocupada por emociones positivas, qué parte es negativa y qué parte es de naturaleza impasible, por ejemplo, relacionada con cuestiones de planificación.
Por ejemplo, el tema del desempeño de los niños en la escuela. El 30% está ocupado por pensamientos positivos relacionados con el hecho de que el niño, respecto al último trimestre, ha mejorado en varias materias. 50% - pensamientos negativos.
Giran en torno a que el niño se resiste a estudiar, no tiene motivación y hace los deberes bajo presión. El 20% restante son cuestiones técnicas: llevar el certificado de profesor al colegio, apuntarse a un club, etc.
De esta forma, desglosamos en sus componentes cada tema que ronda por nuestra cabeza durante la semana.
El siguiente paso es determinar cuál de estos temas ocupa la mayor parte de nuestra atención durante el día. Tomamos el día como 100% y seleccionamos intuitivamente acciones para cada tema.
Puede resultar que el tema del rendimiento académico de un niño, por ejemplo, ocupe sólo el 5% de nuestro tiempo. Y el 70% son pensamientos sobre un proyecto difícil en el trabajo que debe completarse este mes.
Resumamos y veamos en qué temas caímos en un "menos" emocional. Si es para todos o para la mayoría, significa que el grado de ansiedad está fuera de serie y es hora de empezar a trabajar para superar el estado de ansiedad.