No es ningún secreto que una barriga grande y abultada es consecuencia de errores cometidos en la nutrición, sumado a un estilo de vida sedentario.
Si comes muchos alimentos dulces y grasos, llenos de calorías, y no te levantas del sofá casi en todo el día, no deberías sorprenderte de los kilos de más que se depositan en tu estómago y costados.
Pero hay otras razones no menos comunes por las que la grasa prefiere adherirse al estómago.
La falta de sueño, si se ha vuelto crónica, unida al estrés, provoca la producción de la hormona grelina, que aumenta la sensación de hambre. Como resultado, una persona comienza a consumir más alimentos, lo que conduce a un aumento excesivo de peso.
La leptina es una "hormona de la saciedad" producida en el tejido adiposo, a diferencia de la ya mencionada grelina, una "hormona del hambre". Cuando la sensibilidad a la leptina disminuye, la persona no se siente llena después de comer y continúa metiéndose cuchara tras cuchara en la boca, incluso si ya está llena. Como resultado, existe una tendencia a comer en exceso y a la formación de depósitos de grasa en el abdomen y los costados.
Este factor, por razones obvias, afecta sólo a las mujeres. La menopausia suele aparecer entre los 45 y 50 años. Junto con esto, se produce una disminución en el nivel de la hormona sexual femenina, el estrógeno. Como resultado, los procesos metabólicos en el cuerpo se alteran y aparecen crestas de grasa en el estómago y los costados.
Un abdomen abultado y malestar en esta área pueden estar asociados con una mayor producción de gases. La causa de la hinchazón pueden ser las legumbres, los productos de harina, los alimentos grasos, los productos lácteos y las bebidas carbonatadas.