Entre la variedad de dietas existentes, se pueden encontrar no solo opciones asequibles y efectivas, sino también aquellas que son saludables.
Es cierto que tienen un serio inconveniente: debido a su rigor, es difícil cumplir con las restricciones dietéticas durante mucho tiempo.
Al cabo de un tiempo, quien está perdiendo peso empieza a irritarse con las personas que comen en su presencia, luego empieza a soñar con tartas y pasteles, y finalmente se desmorona y se come todo lo que hay en el frigorífico.
Por supuesto, puedes entrenar la fuerza de voluntad, pero es mucho más fácil elegir una dieta más sencilla, por ejemplo, proteínas.
Para perder peso con una dieta proteica sencilla, conviene abandonar las grasas, los carbohidratos rápidos, los dulces, los productos de harina, el alcohol, las frutas y los cereales.
Está permitido consumir cantidades casi ilimitadas de carnes magras, pescado, caza, verduras y bebidas sin azúcar.
La peculiaridad de esta dieta es que no es necesario contar calorías: lo principal es que su dieta se compone exclusivamente de alimentos permitidos.
¿Por qué deberías dar preferencia a esta dieta? La respuesta es bastante simple: no sentirá hambre, las restricciones no afectarán las sustancias vitales para el cuerpo y no correrá el riesgo de desarrollar anemia, debilidad y mareos, que a menudo se observan como resultado de la desnutrición.
Además de las ventajas, esta dieta también tiene un serio inconveniente: ejerce presión sobre los riñones y, por lo tanto, no puede ser seguida por personas con enfermedades de este órgano.
Además, incluso a las personas sanas que siguen una dieta proteica se les recomienda beber más agua para evitar la sobresaturación del cuerpo con proteínas.
Otra advertencia se refiere a las vitaminas: consulte a un especialista para prevenir su deficiencia.
Los nutricionistas recomiendan seguir una dieta proteica durante no más de 14 días.