El proceso de adelgazamiento suele ir asociado a una fuerte reducción de la ingesta calórica.
De hecho, no es necesario pasar hambre para adelgazar.
Solo es necesario reemplazar con más frecuencia ciertos alimentos no saludables por otros más saludables, pero no menos sabrosos.
También debes seguir dos reglas simples.
¿Cómo puedes convertirte en dueño de una figura esbelta sin métodos "extremos" de pérdida de peso?
Los dulces se encuentran entre los principales “enemigos” de las personas que adelgazan.
Está claro que el consumo frecuente de dulces ralentiza gravemente el proceso de adelgazamiento.
Pero esto no significa que debas renunciar a los dulces. Solo es necesario reemplazar las galletas, los dulces, los pasteles y la bollería con más frecuencia por bayas.
Come fresas, frambuesas, cerezas: son dulces, pero al mismo tiempo seguras para tu figura (si se consumen con moderación).
En cuanto al pan, conviene sustituirlo más a menudo por “rodajas” de verduras u hojas de lechuga: también son una buena base para los sándwiches.
Una persona que está perdiendo peso debe beber al menos un litro y medio de agua al día.
Con una ingesta suficiente de líquidos, el metabolismo se normaliza. Además, es menos probable que una persona sienta hambre.
Pero hay un matiz importante: trate de no beber agua ni bebidas diversas una hora antes del almuerzo/cena y media hora después de la comida. Ignorar las recomendaciones puede provocar problemas digestivos.
El ejercicio y las caminatas sencillas también ayudan a perder peso.
La actividad física no es menos importante que una nutrición adecuada.
Anteriormente, se nombraba una dieta que reduce el riesgo de cáncer: es necesario prestar atención al color de los alimentos.