Las alcaparras están lejos de ser un producto que se encuentra en todos los frigoríficos.
Y la cuestión no es en absoluto que sean un manjar poco común y de precio elevado.
Tienen un sabor específico que debe combinarse hábilmente en platos preparados con otros ingredientes.
Mucha gente confunde las alcaparras con verduras. Pero en realidad se trata de cogollos recogidos antes de abrirse de la alcaparra espinosa de una planta herbácea que crece en la zona de la costa mediterránea.
En su forma cruda, son peligrosos para los alimentos, por lo que se someten a un proceso de conservación y encurtido.
No pertenecen al alimento principal, sino que son una especie de condimento muy utilizado en la cocina mediterránea. Las alcaparras tienen un sabor picante que se imparte en salsas, pescados, carnes y verduras.
Comer alcaparras en frascos puede provocar problemas digestivos. No puedes consumir más de una cucharada de este delicioso manjar a la vez. Pero incluso estos 10 g pueden saturar el cuerpo con 0,1 g de grasa, 0,2 g de proteína, 0,5 g de carbohidratos y la misma cantidad de fibra.
Al ser un cogollo sin abrir, las alcaparras tienen una alta concentración de nutrientes, vitaminas y minerales. Contiene especialmente una gran cantidad de sodio, unos 9 mg, que pueden cubrir de una sola vez la dosis diaria del elemento, lo que tendrá un efecto positivo sobre la función cardíaca y la presión arterial. El producto también contiene mucho hierro, magnesio, cobre y zinc, vitaminas A, E, C, K, importantes para el funcionamiento de todos los órganos internos.
En las tiendas puedes encontrar alcaparras enlatadas y marinadas en aceite y vinagre, lo que hace que su sabor sea aún más expresivo. A pesar de pasar por el procesamiento, el producto puede aportar beneficios invaluables al organismo:
• combatir la inflamación y el envejecimiento prematuro gracias al alto contenido de antioxidantes;
• eliminación de la inflamación de la piel, hiperpigmentación desde el interior;
• varios estudios han demostrado la supresión de las células cancerosas en el estómago mediante el consumo regular de alcaparras;
• mantener el peso gracias al bajo contenido calórico, sustituyendo las salsas menos saludables;
• normalización del hígado que sufre una enfermedad grasa que no se desarrolló en el contexto de la dependencia del alcohol;
• prevención de la diabetes tipo 2, la migraña y la inflamación genitourinaria;
• Fortalecer la salud de los vasos sanguíneos y del corazón.
Los posibles daños causados por las alcaparras sólo pueden ocurrir si una persona excede significativamente la dosis diaria de 10 g. Una actitud tan irresponsable puede provocar reacciones alérgicas en forma de urticaria, dificultades digestivas y aumento de la presión arterial debido al alto contenido de sodio.
Los médicos no recomiendan encarecidamente el consumo de alcaparras a personas con gastritis, úlceras de estómago y enfermedades pancreáticas debido a su conservación con vinagre y sal.
Comer alcaparras es la clave para la buena salud, la juventud y la belleza. Sin embargo, es importante recordar que se trata de un producto enlatado con una rica composición. Hay que tener cuidado con él y recordar las contraindicaciones.