Para preparar algunos platos y postres es necesario separar la yema de la clara.
Esto puede parecer una tarea difícil y que requiere mucho tiempo, pero en realidad existen formas sencillas y rápidas de abordarla. Aquí hay cuatro de ellos.
Rompe el huevo y añade su contenido al bol. Coge una botella de plástico limpia, exprímela y aplícala sobre la yema.
Suelta la botella y la yema entrará. Vierta la yema en otro bol.
Corta el huevo y vierte su contenido en un bol. Toma una cuchara grande y levanta con cuidado la yema usando el borde de la cuchara.
Transfiera la yema a otro bol, golpeando ligeramente el borde con una cuchara para soltar el exceso de clara.
Corta el huevo y vierte su contenido en un bol. Lávese las manos y séquelas.
Coloca las manos en el bol y recoge suavemente la yema con los dedos.
Transfiera la yema a otro bol, usando con cuidado los dedos para separar la clara.
Corta el huevo y rómpelo en dos mitades.
Sostener la cáscara del huevo sobre un bol y pasar la yema de una parte a otra hasta que la clara se escurra por completo. Vierta la yema en otro bol.
Como ves, puedes separar la yema de la clara en unos segundos utilizando las herramientas disponibles.
Elige el método que más te guste o te resulte más cómodo y ¡disfruta de tus obras maestras culinarias!