Para preparar un caldo claro, la teoría por sí sola no es suficiente; también es necesario tener experiencia práctica.
Si no tiene esto último, tendrá que seguir el consejo de una experta de la publicación de la red BelNovosti, la cocinera Yulia Arkhipova, quien le explicó por qué el plato puede volverse turbio y cómo evitar errores comunes.
Vale la pena comenzar con el componente principal de cualquier caldo: la carne. Su elección influye mucho en el grado de transparencia del caldo. La mejor opción es la carne con hueso, que enriquecerá el plato y le dará un sabor profundo.
Si tu objetivo es conseguir un caldo cristalino, asegúrate de que el trozo de carne que elijas esté libre de grasas y películas.
En la etapa inicial hay que llevar el agua a ebullición, poniendo el fuego al máximo. Cuando veas hervir el contenido de la cacerola, reduce el fuego al mínimo y deja la tapa entreabierta.
Continúe cocinando a fuego lento; de esta manera el caldo cocinará a fuego lento y sus ingredientes liberarán su sabor de manera uniforme sin formar suspensión ni turbidez.
La sal también puede afectar la claridad del caldo, por lo que se recomienda añadirla al final de la cocción.
Si su caldo contiene verduras, póngalas en la sartén después de cortarlas en trozos grandes; de lo contrario, seguramente se desintegrarán y enturbiarán el caldo. Por cierto, es mejor añadir las verduras cuando el caldo esté casi listo.
Y por último, no olvides eliminar las incrustaciones de manera oportuna con una espumadera. Esto es necesario para que el plato conserve su transparencia.