Las galletas se consideran un producto horneado simple que incluso un principiante en la cocina puede manejar.
Pero a menudo las amas de casa inexpertas se quejan de que el postre queda duro o no sube en el horno.
Por eso, antes de empezar a cocinar, hay que tener en cuenta los matices que sólo pueden arruinar la galleta.
Este ingrediente primero debe tamizarse y solo luego mezclarse con la preparación.
Este sencillo procedimiento ayuda a saturar la masa con oxígeno.
No se bate el huevo de gallina entero en la masa.
Uno de los secretos para obtener una masa excelente y esponjosa es que es necesario separar la clara y la yema y batirlas por separado.
En este caso, la yema batida también se debe combinar con el azúcar y mezclar bien.
Batir las claras con una pizca de sal hasta que aparezca una masa espesa.
Solo después de esto se pueden combinar ambas masas y agregarlas a la masa.
Hay que precalentarlo.
No meter la masa en el horno frío.
La galleta debe hornearse durante unos 30-40 minutos a una temperatura de 170 grados.
La puerta no se puede abrir durante los primeros 20 minutos.
Los cambios de temperatura harán que la masa no suba. En lugar de un pastel esponjoso, obtendrás una corteza plana.