Incluso las personas alejadas de las sutilezas culinarias saben que los huevos de gallina son los más difíciles de cocinar.
No, el proceso de cocción no es complicado.
Sin embargo, es casi imposible pelar los huevos tiernos. En el caparazón queda una gran cantidad de proteínas. Estos huevos son difíciles de utilizar para ensaladas y es poco probable que se sirvan en la mesa.
Pero a veces las circunstancias se desarrollan de tal manera que no hay huevos "mentirosos" a mano. En este caso, hay que preparar unos frescos.
Primero debes calcular la cantidad de agua para que los huevos puedan "esconderse" completamente debajo. Colocar el producto en una cacerola, agregar agua y esperar diez minutos.
No hace falta encender el fuego: deja que los huevos se “adapten”.
Luego agregue una cucharada grande de sal y comience el tratamiento térmico. Cuando el agua empiece a hervir, reduce el fuego al mínimo y cuece los huevos durante cinco minutos.
Apaga el fuego y espera otros cinco minutos. Mientras tanto, mezcle agua fría y vinagre en un bol. No debes tomar más de una cuchara.
Enviamos los huevos y esperamos.
Una vez que el producto se haya enfriado, puedes comenzar a limpiar. Se sorprenderá de lo sencillo y de alta calidad que será el proceso.