Mucha gente prefiere hervir la calabaza, ya que es mucho más fácil que hornearla, guisarla o freírla.
Sin embargo, vale la pena considerar una advertencia: en la mayoría de los casos, el producto pierde casi todo su sabor.
Para evitar esto, debes seguir tres reglas simples.
Mucha gente entiende que las piezas pequeñas estarán listas muy rápidamente, por eso eligen este tamaño. Este es un gran error. Cuanto más pequeños sean los trozos de calabaza, más débil será el sabor del producto en sí.
Por tanto, corta la calabaza lo suficientemente grande como para disfrutar plenamente del producto.
No debes echarle mucha agua: la calabaza simplemente perderá su sabor en cuestión de minutos. Es necesario seguir la misma regla que al hervir patatas: tomar un poco más de líquido que el producto en sí.
Los cocineros experimentados saben que la temperatura del agua a veces puede desempeñar un papel decisivo a la hora de determinar el sabor de un plato. Por eso, es importante recordar una regla: la calabaza se coloca en agua hirviendo.
Pero puedes agregar especias y sal a tu discreción. La calabaza tiene un sabor bastante dulce, por lo que combina bien con muchas especias.