Las patatas fritas son uno de los platos más deliciosos de la cocina eslava, por lo que muchas amas de casa saben cocinar esta verdura con maestría.
Con la práctica, los cocineros desarrollan sus propios secretos y trucos que les ayudarán a conseguir resultados increíbles.
Algunos pueden pensar que el plato quedará demasiado grasoso, pero a veces puedes complacerte a ti y a tu familia.
La primera opción para introducir aceite es sencilla: hay que añadirlo desde el principio al aceite vegetal en una sartén precalentada.
La segunda opción ayudará a darle una corteza especial. En este caso se introduce un trozo de mantequilla aproximadamente a mitad de cocción.
No a todas las amas de casa les gusta el ajo, porque creen que quema. Esto es cierto, especialmente si introduce el componente al comienzo de la cocción.
Por lo tanto, agregue el ajo finamente picado hacia el final de la cocción. El ajo desprenderá su aroma y no se quemará.
No todo el mundo sabe que una sola ramita de romero puede convertir unas patatas fritas comunes en un plato digno de un restaurante.
Para ello, coloca una ramita de romero sobre las patatas un par de minutos antes de que finalice la cocción. El aroma y sutil sabor te sorprenderán.