Cuando los miembros de la familia ven que se sirven tartas de queso en la mesa, se acercan felices a poner la tetera a hervir para disfrutar plenamente del capricho perfecto.
Si las tartas de queso resultan duras y no muy sabrosas, será difícil ocultar su decepción.
Para evitar situaciones tan desagradables, es necesario ajustar algunos aspectos técnicos.
Es muy importante asegurarse de que el requesón esté moderadamente seco, ya que el exceso de humedad no tiene el mejor efecto en la calidad final de las tartas de queso.
Esto quiere decir que tendremos que introducir una gran cantidad de harina. Como resultado, el sabor del requesón se "obstruye" y los pasteles de queso se vuelven duros y difíciles de masticar.
Mucha gente quiere preparar tartas de queso para que queden dulces y sabrosas. Por eso, algunas amas de casa introducen el azúcar con mano “generosa”.
Sin embargo, esto es un error muy grave.
El exceso de azúcar hace que el plato se queme y, en general, resultará de una calidad muy mediocre. Por lo tanto, agregue dulzura en forma de mermelada o aderezo.