La tortilla tiene sus propias reglas de preparación establecidas, que determinan la calidad y el sabor del plato.
Por eso, es sumamente importante seguir las recomendaciones si quieres conseguir un plato aireado y con un sabor delicado y delicado.
Sin embargo, a veces acciones bastante habituales llevan a que la tortilla no quede como uno desea.
Mucha gente saca casi mecánicamente leche o nata del frigorífico a la hora de preparar una tortilla, ya que parece que el plato no se puede preparar de otra forma.
Sin embargo, los productos lácteos son completamente innecesarios en una tortilla.
Al contrario, el sabor del plato deja de ser clásico. Por tanto, si quieres introducir líquido en la preparación, es mejor utilizar agua.
Se cree que la mantequilla le da a la tortilla un sabor refinado y noble, por eso mucha gente prefiere freír un plato de huevos con ella.
Pero no es necesario que hagas eso.
La mayoría de las veces la mantequilla se quema. Por lo tanto, existe un alto riesgo de que simplemente arruines la tortilla.