Los subproductos necesitan una preparación cuidadosa para poder preparar un plato sabroso y digno a base de ellos.
Se presta especial atención a la textura del hígado.
Si lo procesa incorrectamente o se salta este paso por completo, los despojos resultarán muy duros.
Algunos envían los despojos a la leche. La técnica es impecable, pero tiene un inconveniente: no todo el mundo quiere desperdiciar una bebida saludable en este tratamiento. Tampoco a todo el mundo le gustan los refrescos: algunas personas sienten su sabor en el plato terminado.
Primero, vayamos a lo básico: los despojos se lavan, se limpian, se quitan todo exceso y se cortan en porciones.
A continuación, coger una cantidad suficiente de cebolla (1 pieza por medio kilo), cortarla en aros y mezclar con los despojos. Luego vierta agua corriente y esconda el recipiente en el refrigerador.
Después de 60 minutos, el hígado se puede secar y comenzar el proceso de fritura. El plato resultará bastante digno.