A pesar de que el borscht casi siempre resulta perfecto, siempre puedes aprovechar el potencial del plato.
Con tan sólo un par de trucos, en lugar de la habitual sopa casera, podrás servir un plato exquisito a nivel de cocina de restaurante.
En esto ayudarán los productos simples y asequibles que cualquier ama de casa tiene siempre a mano.
Mucha gente piensa que el borscht ya es demasiado graso, pero la mantequilla no estropeará la situación. Por el contrario, un producto saludable sólo hará que el sabor sea más “suave”, “suave” y más agradable.
Borscht se convertirá en un plato completo con un sabor rico y homogéneo.
Se acostumbra añadir un pequeño cubo de mantequilla hacia el final de la cocción.
Algunas personas fríen la remolacha con azúcar para no perder el color del tubérculo y de toda la sopa, pero ese no es el punto. El azúcar se puede introducir en la etapa final con un propósito completamente diferente: mejorar significativamente el sabor.
Sólo una cucharada pequeña de azúcar (o incluso la mitad) hará que el borscht sea inolvidablemente delicioso.