Borscht, incluso con un mínimo esfuerzo, resulta una sopa muy sabrosa, pero siempre se puede hacer aún más rica e interesante.
Para que el plato resulte de la máxima calidad conviene utilizar algunas técnicas culinarias.
Mucha gente usa vinagre o jugo de limón para conservar el color del tubérculo. Como resultado, el borscht puede resultar mucho más amargo de lo planeado.
Sin embargo, el azúcar también permite mantener el tono deseado y hacer que la sopa sea más sabrosa.
No todas las amas de casa agregan pasta de tomate, pero este componente ayuda a darle al borscht una acidez sutil. Esto hará que la sopa sea clásica y deliciosa.
Mucha gente sabe que el borscht combina perfectamente con hierbas, manteca y ajo. Por eso, vale la pena preparar un aditivo especial que decorará la sopa.
Para ello se necesita buena manteca de cerdo. El producto debe quedar blando. Se corta en trozos pequeños y se envía a una licuadora junto con ajo picado, eneldo, perejil y cebolla verde.
Agrega este aditivo después de apagar el fuego, mezcla bien y deja la sopa durante un cuarto de hora. El borscht resultará increíblemente apetitoso.