Los despojos de pollo son un producto muy saludable y son mucho más fáciles de preparar que el hígado de cerdo o de res.
Sin embargo, pueden surgir dificultades con este plato si se cometen ciertos errores.
Por ejemplo, no todo el mundo sabe cómo salar adecuadamente un plato para conservar su jugosidad.
Todo el mundo sabe que la sal puede endurecer el hígado o la carne, por lo que es necesario agregar el componente correctamente. Pero no podrás prescindir completamente de la sal, ya que el sabor del hígado frito dejará mucho que desear.
Por lo tanto, la mejor solución sería introducir sal más cerca del final de la cocción, literalmente en unos minutos.
Gracias a ello, los despojos no perderán su jugosidad y suavidad, sino que también adquirirán un excelente sabor.
Si desea que el plato se derrita en la boca, debe dejar los despojos durante un cuarto de hora en un bol con leche. Es recomendable limpiar el hígado de películas.
Para que el plato quede frito y no guisado, intenta cocinar el hígado en una sola capa.