Para muchos, las tartas de queso son un plato asociado a los recuerdos de la infancia, y aquí no debería haber errores.
Sólo se añadió un ingrediente extra y todo salió mal. Y para que siempre quede como la receta de tu abuela, debes renunciar a un solo ingrediente.
Además del exceso de harina, las tartas de queso pueden estropearse por el exceso de azúcar.
Pero en este sentido el azúcar es aún más peligroso. Cuando se calienta, comienza a derretirse y las tartas de queso se extienden por la sartén casi ante nuestros ojos.
El requesón debe triturarse y, si es necesario, frotarse a través de un colador de metal. De esta forma la masa quedará menos granulada y más uniforme, lo que repercutirá positivamente en la textura de las tartas de queso.
Luego agregue sal y azúcar en polvo al gusto al requesón y mezcle bien.
A continuación añade el huevo, tamiza la harina y amasa la mezcla con una cuchara o con las manos.
En cuanto la masa se vuelva homogénea, formar las tartas de queso, rebozarlas en harina y freírlas por ambos lados.
Servir en la mesa, espolvoreado con azúcar glass o crema agria y mermelada.
¡Buen provecho!