Las albóndigas pueden considerarse fácilmente uno de los platos de carne más sencillos y deliciosos.
Pueden verse como un componente de sopas o como una unidad independiente con una guarnición.
En cualquier caso, podrás conseguir un auténtico placer gastronómico.
Como en el caso de las chuletas, para una mayor expresividad del gusto conviene combinar diferentes tipos de carne. Las albóndigas solo se beneficiarán de esta combinación.
Al preparar un plato con diferentes tipos de carne, los ingredientes deben tomarse en cantidades iguales.
Las albóndigas son un poco diferentes de los platos de carne tradicionales en que demasiada grasa simplemente puede arruinar el plato. La carne picada solo necesita variar ligeramente con la carne de cerdo para obtener contenido de grasa y jugosidad.
Pero en grandes cantidades la grasa hará que el plato no sea muy apetecible.
La verdura es en gran medida responsable de la jugosidad de las albóndigas, por lo que es necesario incluirla en la receta. Sin embargo, no debes picarla con un cuchillo: trozos grandes de cebolla estropearán la impresión del plato.
Lo mejor es pasarlo por una picadora de carne hasta que se forme una pasta homogénea.
Mucha gente confunde las albóndigas con albóndigas, por eso siempre añaden pan o cereales para que queden esponjosas. Sin embargo, las albóndigas clásicas se preparan sin estos componentes.
Como resultado, obtendrá un sabroso plato de carne.
Muchas amas de casa utilizan las mismas técnicas que cuando preparan chuletas: añadiendo huevos de gallina, patatas ralladas o almidón. Esto no se puede hacer si quieres que las albóndigas queden jugosas, sabrosas y suaves.
En cualquier caso, el plato mantendrá su forma si amasas bien la carne picada y no olvides batirla.