Las albóndigas caseras siempre se consideran un plato más sabroso y de mayor calidad que los productos semiacabados comprados en las tiendas.
Sin embargo, esta afirmación sólo puede considerarse correcta en un caso: si preparas la masa perfecta con un relleno jugoso.
Pueden surgir dificultades al trabajar con la pieza de trabajo. La masa "empinada" resulta demasiado densa y dura. Es posible que no esté completamente cocido y, en general, degrade la calidad del plato. Es posible que la masa blanda no retenga el relleno y se “abra” durante la cocción.
Este producto ayuda a que la masa quede más sabrosa y de mayor calidad. Basta con añadir este ingrediente para que la masa mantenga su forma con seguridad y no tenga mayor rigidez.
Para que los experimentos culinarios tengan éxito, es necesario mantener las proporciones correctas. Por eso, por 450 gramos de harina se acostumbra tomar un vaso de agua, una cucharada (cucharada) de vinagre, dos cucharadas de aceite vegetal, un huevo de gallina y una cucharada pequeña de sal.
Para preparar la masa, primero deberás combinar sal, huevo y aceite vegetal.
Después preparamos la masa con harina tamizada, agua y masa preparada. El proceso continúa como de costumbre. Sin embargo, para que la masa tenga la mejor calidad, será necesario reposar en el frigorífico media hora más.
Después de esto, puedes comenzar a hacer albóndigas de manera segura.