Cocinar albóndigas no es el procedimiento culinario más difícil.
Parecería que no puede haber trucos especiales asociados con la preparación de este plato: todo se sabe desde hace mucho tiempo.
Y, sin embargo, a las amas de casa experimentadas se les ocurrió otro truco interesante: arrojan un pequeño trozo de mantequilla a la sartén.
Esta acción da un resultado muy interesante. El ya sencillo proceso de cocinar albóndigas se simplifica enormemente.
Eche un cubo de mantequilla en un bol con agua burbujeante y bolas de masa.
Gracias a esta sencilla acción, el líquido no formará mucha espuma.
Por lo tanto, el cocinero no tiene que estar constantemente cerca de la estufa con una espumadera en las manos.
En este caso, el ama de casa podrá solucionar otro problema habitual.
De esta forma las albóndigas no se pegarán. Durante el tratamiento térmico, el producto semiacabado no se convertirá en una masa poco apetecible. El plato terminado quedará muy bonito en el plato.
Lo principal es no exagerar con la mantequilla. Una o dos cucharadas de este producto para toda la sartén serán suficientes.