Las albóndigas caseras caseras son una auténtica bendición para cualquier ama de casa.
Basta con reservar tiempo una vez a la semana para prepararlos, para que luego el producto semiacabado saludable esté siempre a mano.
Sin embargo, no todas las empanadillas son de la misma calidad. Muchas veces el problema radica en la prueba.
Si sale demasiado "empinado", las albóndigas se vuelven duras y no muy sabrosas. Si la masa resulta demasiado blanda, las albóndigas simplemente no mantienen su forma.
El caso es que este componente ayuda a que la masa adquiera una textura muy impresionante. Queda perfecto, dejando brillar el sabor del relleno de carne.
Para hacer esto, combine un huevo de gallina con una cucharada pequeña de sal, dos cucharadas grandes de aceite vegetal y una cucharada de vinagre.
A continuación, vierte un vaso de agua. El líquido debe estar ligeramente tibio.
Luego combine el componente líquido con harina. Necesitarás 450 gramos. La harina hay que tamizarla. Cuando la masa esté lista conviene conservarla en el frigorífico durante media hora aproximadamente, después de envolverla en film transparente.
Después, puedes empezar a preparar bolas de masa de forma segura.