Cualquiera puede hacer lavash por sí mismo. Hay muchas recetas, algunas de ellas contienen ingredientes "extra", que convierten el pan de pita en un pan plano fino y grande o algo así como una corteza. Pero todo es mucho más sencillo.
Vierte 700 g de harina en un recipiente y añade 1 cucharadita de sal.
Vierta 400 ml de agua hirviendo en la harina, agregue 3 cucharadas de aceite vegetal.
Mezclar bien con una espátula o un tenedor. Amasar la masa. Debe quedar uniforme, suave y elástico. Dejar la masa durante 30 minutos para que se hinche el gluten.
La masa reposada hay que dividirla en trozos pequeños que pesen unos 50 g. Sin embargo, todo depende de dónde hornearás el pan de pita.
Si solo tienes una sartén pequeña, debes dividirla en trozos más pequeños. Si la sartén es grande o una sartén convexa especial, entonces puedes hacer trozos más grandes.
1. Si no tienes una sartén convexa especial, elige una normal. Pero debe tener paredes gruesas.
2. Es necesario extender la masa muy fina para que se puedan ver los dedos a través de ella.
3. Freír por cada lado hasta que aparezcan manchas doradas en las burbujas que se forman. Los segundos cuentan.
4. No secar el pan de pita. Debe crujir como el papel, pero permanecer elástico. El pan de pita perfecto se puede arrugar como una hoja de papel y luego enderezarlo. No quedarán grietas ni arrugas.
5. Los panes de pita se deben apilar uno encima, rociándolos con un atomizador. Aquí es importante que no se sequen, pero tampoco se mojen. Rocíe más alrededor de los bordes y menos en el medio.
Lavash se guarda en el frigorífico durante 7 días. Se conserva en el congelador hasta por 6 meses.