Muchos gourmets disfrutan de las tartas sólo si el plato resulta esponjoso.
Sin embargo, no siempre es posible lograr un resultado ideal. A menudo sucede que el plato no adquiere ternura ni “ligereza”.
Además, las tartas a menudo no adquieren un bonito color rosado.
Y se trata de los platos que los cocineros aficionados utilizan para freír el plato.
Parecería que una sartén es la única opción. Pero en realidad esto no es del todo cierto.
Tiene sentido "experimentar", abandonando los utensilios habituales y prestando atención a una opción no estándar para preparar un producto culinario popular.
Muchas amas de casa experimentadas han llegado durante mucho tiempo a la siguiente conclusión: es mejor freír los pasteles no en una sartén, sino en una cacerola.
Además, es recomendable utilizar un recipiente con fondo grueso.
No te olvides de la tapa: debes tapar la sartén en la que se cocinan las tartas.
El resultado final debe ser un plato excelente: suave, esponjoso, rosado, brillante y, lo más importante, increíblemente apetecible.