Cuando tienes un deseo irresistible de comer dulces o alimentos ricos en almidón, es posible que tu cuerpo esté intentando decirte algo importante.
A veces estos antojos pueden ser señal de ciertas deficiencias o desequilibrios. Veamos algunos de ellos.
La falta de sueño de calidad puede provocar un aumento de los niveles de la hormona del hambre, grelina, y una disminución de los niveles de la hormona de la saciedad, leptina, lo que puede provocar antojos de dulces y alimentos con almidón.
Los carbohidratos son la principal fuente de energía del cuerpo y, si los reduce, su cuerpo puede desear fuentes de energía rápidas y fácilmente digeribles, como el azúcar y la harina blanca.
En momentos de estrés, el cuerpo libera la hormona cortisol, que puede provocar antojos de alimentos ricos en grasas y azúcar, ya que estos alimentos pueden aliviar temporalmente la sensación de estrés.
El magnesio ayuda a regular los niveles de azúcar en sangre y una deficiencia puede provocar antojos de azúcar.
El cromo afecta el metabolismo de la glucosa y, si es deficiente, pueden aparecer antojos de carbohidratos.
Los alimentos azucarados y con almidón pueden aumentar temporalmente los niveles de la hormona del bienestar serotonina y, por tanto, mejorar el estado de ánimo, lo que provoca antojos durante el estrés o la depresión.
Saltarse comidas o comer de manera irregular hará que sus niveles de azúcar en sangre aumenten, lo que hará que su cuerpo anhele una fuente rápida de energía.
Los entrenamientos intensos aumentan la necesidad de energía, que el cuerpo puede intentar reponer mediante dulces y alimentos ricos en almidón.
Comprender las razones de tales deseos le ayudará a satisfacer mejor sus necesidades sin dañar su salud. Por ejemplo, para mejorar su estado de ánimo y reducir el estrés, puede encontrar formas de relajarse, como la meditación o una actividad física ligera, y asegurarse de que su dieta sea equilibrada y contenga suficientes nutrientes.
Si siente antojos de alimentos azucarados con regularidad, puede ser útil consultar con un nutricionista o médico para descartar posibles causas médicas y desarrollar un plan de alimentación que satisfaga las necesidades de su cuerpo.