Recuperar la nutrición a la normalidad sin estrés es una tarea importante que un enfoque integrado desde el punto de vista psicológico le ayudará a afrontar.
En primer lugar, es necesario reestructurar la actitud hacia la comida: debe ser una fuente de salud y placer, y no una causa de estrés.
Para empezar, conviene introducir comidas regulares. El cuerpo funciona mejor cuando sabe que recibirá energía a intervalos regulares, afirma Marina Vinberg , neuropsicóloga.
Picar entre horas te ayudará a evitar el hambre excesiva y comer en exceso.
La integración de alimentos saludables en la dieta debe realizarse de forma gradual. Por ejemplo, agregar verduras y frutas a cada comida mejora el equilibrio nutricional y proporciona al cuerpo vitaminas y minerales esenciales.
También es importante escuchar las señales de tu cuerpo. Aprender a diferenciar entre el hambre física y los antojos emocionales puede ayudarle a controlar sus porciones y evitar comer en exceso innecesariamente.
El aspecto psicológico de normalizar la nutrición también implica abandonar dietas estrictas y culparse por cualquier desviación de la dieta planificada. La autocompasión y las actitudes positivas le ayudan a mantener un estilo de vida saludable sin añadir estrés.
La clave es comer conscientemente: comer despacio y pensativamente en un ambiente cómodo. Este enfoque le permite disfrutar de cada bocado y estimula una mejor absorción de los alimentos.
En última instancia, una alimentación sana y sin estrés se logra mediante el autoconocimiento, una flexibilidad razonable en la elección de alimentos y una buena relación con el propio cuerpo.
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