Muchos de nosotros estamos familiarizados con la sensación de hambre y las ganas de comer algo durante el día.
Sin embargo, existe una forma sencilla de ayudar a controlar el apetito y evitar comer en exceso: tomar un desayuno saludable.
Los científicos han descubierto que un desayuno rico en proteínas puede tener importantes beneficios a la hora de controlar el apetito y la ingesta de calorías.
Las proteínas son uno de los principales macronutrientes necesarios para nuestro organismo.
Consumir proteínas en el desayuno ayuda a aumentar la sensación de saciedad y a mantenerla durante mucho tiempo.
Las investigaciones muestran que un desayuno rico en proteínas puede reducir los niveles de grelina, la hormona del hambre, y aumentar los niveles de leutinina, la hormona de la saciedad.
Las proteínas tienen un índice glucémico bajo, lo que significa que el cuerpo las absorbe lentamente y no provocan un aumento de azúcar en la sangre.
Consumir un desayuno rico en proteínas ayuda a estabilizar los niveles de azúcar en sangre, previniendo caídas de azúcar y sensación de hambre a lo largo del día.
Tomar un desayuno rico en proteínas se asocia con una reducción de las ganas de picar y un control del apetito a lo largo del día.
La proteína ayuda a saciar el hambre y previene el deseo de consumir alimentos ricos en calorías y poco saludables.
Las proteínas requieren más energía para digerirse que los carbohidratos y las grasas. Esto significa que consumir un desayuno proteico puede aumentar la actividad metabólica del cuerpo.
Las investigaciones muestran que después de consumir un desayuno con proteínas, aumenta el efecto térmico de los alimentos (TEF), es decir, la cantidad de calorías que el cuerpo gasta en digerir y procesar los alimentos. Esto puede ayudar a mejorar su metabolismo general y mantener un peso saludable.
A la hora de elegir un desayuno proteico, es importante prestar atención a la calidad y variedad de los productos. Las mejores fuentes de proteínas incluyen:
• huevos;
• productos lácteos;
• tofu;
• nueces;
• semillas;
• trigo sarraceno;
• quinua y otros.
Combinar diferentes fuentes de proteínas ayudará a proporcionar al organismo todos los aminoácidos que necesita.