Si estás aquí, estás esforzándote por ser el padre perfecto.
La psicóloga Olga Salamakhina contó cómo y por qué los padres deberían ser ideales.
Pero, ¿es posible convertirse en el empleado, individuo, especialista o padre ideal? ¿Y por qué los padres necesitan volverse ideales?
Ser un padre ideal significa prepararse para el fracaso y un sentimiento constante de culpa. En primer lugar, no está claro quién es el padre ideal y cuáles son los criterios de idealidad.
En segundo lugar, cada padre le dará su propia interpretación al concepto de “ideal”. En tercer lugar, el deseo de ser ideal se forma a partir de la propia experiencia, de la propia familia.
El deseo de ser ideal se forma en la infancia, cuando los padres imponen exigencias excesivas al niño en todos los ámbitos. El niño siente que si no cumplo con las expectativas de mis padres, no me aceptarán, me rechazarán y dejarán de quererme.
Así se forma el deseo de ser un estudiante ideal, luego un estudiante, luego un empleado, y luego esto se traslada a la paternidad.
De hecho, es un escape del propio yo imperfecto. Da mucho miedo cometer errores y ser malos padres.
Donald Woods Winnicott - pediatra y psicoanalista inglés, que tuvo una influencia particular en la teoría de las relaciones objetales y la psicología del desarrollo, acuñó el concepto de "madre suficientemente buena".
Propongo considerar este concepto de manera un poco más amplia: padres suficientemente buenos. Se trata de padres que se adaptan a las necesidades del niño, las cuales van disminuyendo a medida que el niño crece y su capacidad de frustrarse por sí mismo.
Winnicott contrastó el concepto de “madre suficientemente buena” con una mala madre y una madre ideal, ya que el deseo de ser ideal suele traumatizar al niño.
Criterios básicos para “padres suficientemente buenos”
1. La madre está físicamente cerca y satisface las necesidades del niño. Este punto es muy importante para niños menores de 3 años. Cuanto mayor sea el niño, más podrá retirarse la madre sin violar la separación.
2. Los padres saben cómo afrontar la ansiedad y calmar a su hijo. Cuando los padres están muy ansiosos, el niño no los ve como apoyo o protección; no está seguro con esos padres;
Por lo tanto, en primer lugar, es importante que los padres trabajen con su ansiedad y además desarrollen la habilidad de calmar a su hijo. A menudo, en lugar de reflejar los sentimientos, los padres comienzan a devaluar y moralizar.
Por ejemplo, un niño llega a casa de la escuela y dice: "No puedo hacer nada, es difícil para mí, tengo mucho miedo", y el padre dice: "Vamos, ¿por qué dices tonterías? Todo saldrá bien". salir por ti”.
Sí, esto parece ser un apoyo, pero el niño se queda solo con sus sentimientos, sin consuelo.
O puedes responder así: “Veo que estás molesto, estás preocupado, tienes miedo. Estoy cerca, estoy contigo. Pensemos en cómo lidiar con esto, ¿qué necesitas para tener más confianza en tus habilidades?
3. Cometen errores. Sí, realmente vale la pena admitir que los padres están equivocados y tienen derecho a hacerlo. Lo principal es encontrar experiencia en cada error. Y los niños siguen el ejemplo de sus padres, les permiten cometer errores sin críticas ni condenas, y cada vez encuentran en ello una lección y una experiencia.
4. Comprenda sus sentimientos. Cuando los padres comprenden sus sentimientos, pueden enseñárselo a sus hijos y desarrollar la inteligencia emocional del niño (aquí puede consultar mi artículo sobre sentimientos)
5. ¡Saben soñar! Los padres que conocen sus deseos, comprenden sus metas, siempre van hacia ellos. ¡Así, mostrándole las posibilidades a su hijo!
¿Cumple con los criterios para ser un padre lo suficientemente bueno?