Hoy, 6 de octubre, la Iglesia Ortodoxa celebra el día de la memoria del apóstol Tomás.
La gente llamaba incrédulo a Tomás por sus constantes dudas, porque dudaba incluso de que Jesucristo hubiera resucitado de entre los muertos.
Para esta fecha, los campesinos terminaron de trabajar en el huerto y se dedicaron a las tareas del hogar, preparándose para el invierno.
Se creía que en el día de Tomás había muchas posibilidades de atraer la buena suerte y curarse de enfermedades.
Para mejorar la salud y curar a los enfermos, había que recurrir a un mendrugo de pan consagrado en busca de ayuda.
Había muchas señales “meteorológicas” asociadas con este día.
Por lo tanto, las malas hierbas altas indicaban que habría mucha nieve en invierno y una pequeña cantidad de hongos indicaba un invierno duro.
El hecho de que los meses de invierno serían duros también lo juzgaron los ratones de campo que llegaban al pueblo.
Si el 6 de octubre se pudo escuchar el canto de los gansos que volaban hacia el sur, significa que muy pronto llegará el clima invernal. Las grullas que se alejaban también eran una señal de que el otoño había dado paso al invierno.
En este día vale la pena estar atento a otras aves. Por ejemplo, un gallo que empieza a cantar por la noche presagia mal tiempo. Los patos que chapotean en el agua y gritan “predicen” la lluvia, y su silencio indica la proximidad de una tormenta o un trueno. Los cuervos enfadados son presagios de precipitaciones.