Una tarde normal en un pub se convirtió en el inicio de un experimento loco para el mecánico de automóviles británico Dylan Phillips.
En lugar de hablar de fútbol o del tiempo, el hombre de 38 años de Pembrokeshire tuvo una idea que más tarde le valdría un récord mundial Guinness.
¿Resultado? El coche más rápido del planeta, corriendo a 84 km/h.

Phillips creó los primeros bocetos del dispositivo en el granero de su casa en Krymich.
La estructura, ensamblada a partir de materiales de desecho, aceleró hasta 59 km/h durante las pruebas.
Esto hizo que el mecánico se preguntara: ¿existe un registro oficial para tales “vehículos”?
Resultó que el logro anterior fue de 74 km/h.
“Pensé: ¿por qué no intentarlo? “Construí esta cosa para divertirme”, admitió Dylan en una entrevista.
Un año después, una versión mejorada del coche participó en la competición Straightliners Speed Week de 2024.
En el aeródromo de Elvington, Phillips recorrió dos veces el recorrido de 100 metros, alcanzando una velocidad de 83 km/h.
El récord fue grabado oficialmente, aunque los detalles del diseño aún siguen siendo un misterio. Lo único que se sabe es que los frenos están instalados solo en las ruedas delanteras y no hay suspensión alguna.
Según él, para manejar el dispositivo no solo se necesita valentía, sino también una espalda fuerte: las vibraciones y los temblores convierten cada viaje en una prueba.