La prisión de máxima seguridad ADX Florence, ubicada cerca de la ciudad estadounidense de Florence, Colorado, tiene fama de ser una de las peores prisiones del mundo.
Su construcción estuvo precedida por un incidente ocurrido en octubre de 1983, cuando dos presos lograron matar a sus guardias.
Así surgió la idea de crear un centro penitenciario en el que los presos incontrolados estuvieran aislados de otros reclusos y guardias, y ya en 1994 la prisión de Florence abrió sus puertas.
Actualmente hay aquí unos 430 prisioneros. Todos ellos son hombres, a cada uno de los cuales se le asigna uno de los seis niveles de seguridad.
La mayoría de ellos pasan al menos 23 horas al día en régimen de aislamiento en celdas que miden 2,1 por 3,7 metros. La ventana, que mide 10 por 120 cm, está colocada de tal manera que el prisionero sólo puede ver el cielo y el techo por encima de la ventana.
Cada habitación está equipada con puertas y rejas de acero, y casi todo el "interior" interior está hecho de hormigón vertido, incluidas la mesa, la silla y la litera.
También hay un inodoro que se cierra si se atasca, una ducha equipada con un temporizador para evitar inundaciones y un lavabo sin grifo.
Las celdas también pueden estar equipadas con iluminación eléctrica, un espejo de acero pulido atornillado a la pared, una radio y un televisor.
Según el ex director de prisión, representa “una versión más pura del infierno”.