Las personas tímidas lo pasan mal. Les resulta muy difícil comunicarse con extraños y personas desconocidas.
Aparece un sentimiento de incomodidad y coacción que dificulta encontrar un lenguaje común con los demás.
Algunas personas tímidas intentan esforzarse por parecer más seguras y abiertas.
Pero normalmente este enfoque conduce al resultado opuesto: aumenta la rigidez.
Afortunadamente, existen trucos psicológicos que permiten solucionar el problema de forma sencilla y rápida: no hace falta obligarse a “ponerse una mascarilla”.
Un truco para combatir la vergüenza
Imagínese que los nuevos conocidos son sus viejos y muy buenos amigos.
Lo más probable es que esta sencilla técnica dé resultados: le resultará mucho más fácil comunicarse con los demás.
La interacción será más fácil y libre. La sensación de incomodidad desaparecerá o será mínima.
El “reemplazo” vendrá con un sentimiento de confianza. Después de todo, considerará que sus interlocutores son personas absolutamente "seguras".
¿El truco de convertir a desconocidos en “amigos” no funcionó?
Entonces probablemente será eficaz otra técnica más dura. Imagínese que sus interlocutores son sus subordinados.
Sí, quizás esto no sea del todo ético. Pero no te preocupes: quienes te rodean no entenderán que los percibes “de alguna manera mal”.
Lo principal es mantener una actitud respetuosa, no ser grosero ni dar órdenes.