¿Alguna vez has notado cómo algunas personas entran a una habitación y todos se dan vuelta?
No gritan, no exigen atención: su cuerpo habla por ellos.
Hay una pose que cambia la percepción de los demás en segundos. Lo utilizan aquellos que saben que para convertirse en un líder, primero hay que parecerlo.

Y no tendrás que estudiar durante años: solo recuerda dos reglas simples.
Primero, ocupa espacio. Los líderes nunca se acobardan ni esconden sus manos. Párese con los pies separados al ancho de los hombros y ligeramente girados hacia afuera. Coloca los brazos libremente a los costados del cuerpo o sepáralos ligeramente hacia los lados, con las palmas hacia adelante.
Esta postura se percibe inconscientemente como confianza y apertura. Pero el secreto no es sólo éste.
Regla número dos: desplaza el peso del cuerpo hacia una pierna. Puede parecer algo pequeño, pero te hace parecer relajado, como si tuvieras el control de la situación incluso bajo estrés.
Pruébelo frente a un espejo. Compara dos posturas: en la primera te paras derecho, con los brazos cruzados, en la segunda el peso está en la pierna derecha, la izquierda está ligeramente adelante, los brazos están libres. La diferencia es colosal. En el segundo caso, parece que estás diciendo: “Yo soy el jefe aquí”.
Utilice esto antes de discursos o negociaciones. Incluso si tus rodillas tiemblan por dentro, tu cuerpo convencerá a los demás de lo contrario.
¿Cómo potenciar el efecto? Añadir gestos lentos. Por ejemplo, al explicar una idea, mueva la mano suavemente desde el corazón hacia la audiencia. Esto creará la ilusión de que estás “compartiendo” algo valioso.
Evite los movimientos bruscos: indican nerviosismo. Y nunca te toques la cara ni el cuello mientras hablas. Tales gestos se leen como incertidumbre.
¿Por qué funciona esto? Nuestros cerebros están programados evolutivamente para buscar un líder. Una postura abierta y el control del espacio son signos de fortaleza.
Incluso si permaneces en silencio, los que te rodean comenzarán a copiar inconscientemente tu postura y, por lo tanto, aceptarán tu liderazgo. Compruébelo en la próxima reunión. En 10 minutos, notarás que tus colegas recurrirán a ti con mayor frecuencia en busca de aprobación.