Probablemente hayas visto a una novia arrojar su ramo y los invitados solteros pelear ferozmente por él.
Este dulce ritual esconde un oscuro pasado, ¡donde en lugar de flores, salió volando ropa interior!
Resulta que las raíces de la tradición se remontan a la época en que las celebraciones de bodas parecían un auténtico reality show con striptes y canciones obscenas.

En la Europa medieval, el entretenimiento principal para los invitados no era el pastel ni el primer baile. Después de los votos en la iglesia, los recién casados fueron literalmente arrastrados al dormitorio en medio de fuertes gritos y bromas obscenas.
Por ejemplo, en la Inglaterra del siglo XV se creía que cuanto más fuerte golpearan los platos y cantaran canciones obscenas los invitados, más fértil sería la pareja.
Pero el punto culminante era el “ritual de la cama”: los novios eran desvestidos hasta quedar en camisa y sus ropas eran rasgadas en pedazos – se creía que un trozo de vestido traía buena suerte.
Las ligas de la novia eran consideradas un trofeo especial. Los hombres luchaban por ellos, porque según la leyenda, tal trofeo garantizaba un matrimonio rápido.
En Suiza, por ejemplo, el propio novio quitó la liga de la pierna de su amada y la arrojó a la multitud, mientras los invitados gritaban deseos ambiguos. Y en la Francia del siglo XVII, las damas de la alta sociedad usaban específicamente seis ligas para complacer a todos sus invitados.
En el siglo XIX, los victorianos mojigatos decidieron que tirar la ropa interior era demasiado vulgar.
El ramo se convirtió en un elegante sustituto de las ligas, aunque en aldeas remotas de Alemania, incluso en la década de 1920, las novias gritaban: "¡Agarrad las medias!". En lugar de pétalos de rosa.
Hoy en día, la tradición ha adquirido un aura romántica, pero si observas con atención la emoción de las damas de honor solteras, aún verás en sus ojos la sombra de las doncellas medievales arrancándose el trofeo de seda de las manos de las demás.
Así que la próxima vez que veas un ramo volando, recuerda: alguna vez, una liga de encaje podría haber estado en su lugar, y la "mujer afortunada" tuvo que no solo atrapar las flores, sino también luchar contra una multitud ansiosa por apoderarse de una pieza de su ropa interior.
¡Los tiempos cambian, pero la sed de trofeos de boda es eterna!