Todo el mundo conoce la creencia de que los pensamientos y el estado de ánimo de una persona moldean su realidad. Supuestamente, siendo positiva, una persona puede solucionar todos sus problemas, incluidos los económicos.
Los científicos decidieron averiguar si esto es realmente así y si el bienestar de una persona depende de su estado de ánimo y de su forma de pensar.
Los primeros en probar esta teoría fueron los empleados de la Escuela de Salud Pública Mailman de la Universidad de Columbia.
Los resultados de este trabajo fueron publicados por Scientific Reports.
En resumen, las diferencias de riqueza no pueden explicarse por las acciones particulares de los pobres o los ricos.
Los expertos se centraron en los patrones de comportamiento y los procesos de pensamiento de las personas de bajos ingresos.
En total, se encuestó a casi 5.000 personas de 27 países.
Su capacidad para tomar decisiones se evaluó en una escala de 10 puntos.
Los científicos se interesaron por la actitud de los encuestados hacia la renuncia al deseo de enriquecimiento inmediato, la revalorización de las cualidades personales, el alto nivel de empleo y otras cuestiones.
Las respuestas recibidas se compararon con las que dieron los ricos a preguntas similares.
Resultó que la forma de pensar era aproximadamente la misma tanto para los ricos como para los pobres.
La única diferencia era el deseo de recibir riqueza de inmediato.
En este caso, los pobres estaban dispuestos a renunciar a beneficios aún mayores en el futuro, sólo para enriquecerse ahora.
Los investigadores concluyeron que los bajos ingresos de las personas no pueden atribuirse a ningún proceso de pensamiento especial ni a ningún analfabetismo financiero.
