El gesto secreto que hará que la gente confíe en ti al instante

25.02.2025 11:13

Hay un gesto que hará que incluso un extraño abra su alma.

Lo utilizan los políticos, los actores y aquellos que saben que la confianza no se puede ganar, sólo se puede provocar.

No tendrás que hacer cumplidos ni jurar tu honestidad.

sonrisa
Foto: © Belnovosti

Un solo movimiento es suficiente para engañar al cerebro del interlocutor. ¿Suena a ciencia ficción? Es más fácil de lo que parece.

Piensa en cómo te paras habitualmente cuando hablas. ¿Tienes los brazos cruzados sobre el pecho? ¿Escondido en tus bolsillos? Éstas son señales de cierre.

Para neutralizarlos, muestra las palmas. No se limite a abrir los puños: gire las manos ligeramente hacia afuera, como para demostrar que no hay nada en ellas.

Este gesto se asocia inconscientemente con la sinceridad. Después de todo, instintivamente ocultamos lo que queremos ocultar. Las palmas abiertas son una señal: “No tengo nada que temer”.

Pero el secreto está en los detalles. No hagas ningún movimiento brusco. Inicie la conversación desde una posición neutral. Después de un minuto, cuando haya una pausa, gira suavemente las palmas hacia arriba.

Acompañe esto con una ligera inclinación de la cabeza. Es importante que el gesto parezca natural. Si te excedes, levantarás sospechas.

¿Por qué funciona esto? Nuestros cerebros están programados para buscar amenazas. Las palmas abiertas son una antigua señal de seguridad.

En el mundo animal, así demuestran que no tienen armas en sus patas. La gente ha heredado esta reacción.

Cuando muestras las palmas, la otra persona deja de gastar energía analizando tus intenciones. Él se relaja y comienza a creer en tus palabras.

Pruebe este gesto en diferentes situaciones. En una entrevista, en una cita, incluso en una tienda al comunicarse con un vendedor.

Notarás cómo cambia el tono de voz de quienes te rodean. Hablarán más, sonreirán más a menudo y ofrecerán ayuda.

Pero recuerda: el gesto sólo funciona en combinación con una mirada directa. Si miras hacia abajo, el efecto desaparecerá. Practica frente a un espejo hasta que el movimiento se convierta en parte de tu comportamiento natural.

Antón Kurchev Autor: Antón Kurchev Editor jefe adjunto


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