Imagínese la situación: necesita obtener rápidamente el consentimiento, pero no hay tiempo para la persuasión.
¿Qué pasaría si existiera una manera que funcionara casi instantáneamente?
Los psicólogos han estudiado durante mucho tiempo cómo las personas toman decisiones, y resulta que la clave del éxito no está en las conversaciones largas, sino en el comienzo correcto.
Una de las técnicas más efectivas es utilizar el “efecto anclaje”. Aquí es cuando estableces el tono de la conversación para que la otra persona inconscientemente comience a moverse en la dirección que deseas.
Por ejemplo, en lugar de preguntar: “¿Me ayudarías con un proyecto?”, di: “¿Cuándo preferirías emprender el proyecto: esta tarde o mañana por la mañana?”.
De esta manera se asume inmediatamente que la persona está de acuerdo y todo lo que tiene que hacer es elegir una opción. Su cerebro se centra automáticamente en la solución, no en las dudas.
Otro truco es el principio de escasez. La gente tiende a desear cosas que percibe como raras o temporales.
Si dices: “Esta oferta solo es válida hasta el final del día”, la otra persona inconscientemente tiene miedo de perder el beneficio y acepta más rápido. Pero es importante no exagerar: la falsa urgencia destruye la confianza.
Y por último, el reflejo en el espejo. Repite la postura, la entonación e incluso la respiración de tu interlocutor. Esto crea una sensación de parentesco a nivel no verbal y la persona comienza a verte como “uno de los suyos”.
Por ejemplo, si él se sienta relajado y se recuesta en su silla, haga lo mismo. Si habla lentamente, habla más despacio. Esta sincronización baja la barrera de resistencia y tu petición será atendida con mayor voluntad.
Pero recuerda: estos métodos sólo funcionan si tu objetivo no daña a otra persona. La manipulación para obtener ganancias tarde o temprano destruirá la relación.
Utilice técnicas psicológicas para encontrar compromisos en lugar de ganar unilateralmente.
