Durante mucho tiempo reinó en la sociedad la idea de que una persona debería pensar primero en los demás y solo luego en sí misma.
Pero los psicólogos dicen que la capacidad de amarse a uno mismo no tiene que ver con el egoísmo y el desinterés por los demás. Más bien, se trata de cuidar tu propia salud.
Los expertos han identificado los primeros signos de desprecio por uno mismo, que empeoran la calidad de vida y afectan a lo más preciado: la salud.
¿Qué significa “amarse a uno mismo”?
Los expertos caracterizan el amor propio como una atención atenta a las necesidades del cuerpo y al bienestar personal.
Esto no tiene nada que ver con el egoísmo y la dominación sobre los demás.
Es más bien el derecho a la opinión personal, a los propios intereses y méritos, así como el derecho a la igualdad de trato.
Señales de alarma
1. No ignores las necesidades de tu cuerpo. Esto les sucede a menudo a los adictos al trabajo que se niegan a comer, se dejan llevar por una tarea importante y no prestan atención a la sensación de hambre, enfermedad u otras pruebas.
2. No ignores tu opinión, experiencia, conocimiento, intuición. También se equivocan quienes intentan justificar la crueldad ajena y la actitud injusta de los demás.
3. No tengas miedo de ser tú mismo. Al adaptarse a las opiniones de los demás, una persona algún día comenzará a experimentar ansiedad y a ponerse nerviosa. Le empezará a parecer que, habiendo reconocido su verdadero rostro, la gente lo condenará.
4. No te calumnies. La autocrítica debe ser razonable y no convertir a una persona en inútil y mediocridad.
5. No tengas miedo de gastar dinero en ti mismo. Al necesitar algo necesario, pero posponiendo constantemente la compra, una persona se demuestra a sí misma que no tiene derecho a lo que puede brindarle placer principalmente a él personalmente.
6. No permita que se violen los límites personales. De lo contrario, su vida se convertirá en un período de tiempo para la realización de las metas y deseos de otras personas.
7. No compares tus logros con los de los demás. El éxito no sólo tiene un valor material y no depende del gusto ni del estilo de vida.