Los acondicionadores de aire probablemente se puedan encontrar hoy en día en cualquier oficina, tienda u otro espacio cerrado moderno.
Esta técnica ciertamente proporciona comodidad en los calurosos días de verano, pero al mismo tiempo puede plantear graves peligros.
Primero, recordemos cómo funcionan los acondicionadores de aire: toman aire de la habitación y lo pasan a través de un refrigerante que, cuando se evapora, enfría el gas entrante.
Al mismo tiempo, el agua presente en el aire comienza a condensarse en el aire acondicionado debido a la diferencia de temperatura. La condensación suele salir: quizás usted mismo haya visto pequeños charcos en el asfalto debajo de los aires acondicionados.
Este efecto aparentemente inofensivo puede suponer un peligro para la salud humana.
Nos explicamos: parte del condensado puede regresar a la habitación junto con el aire. La humedad se esparce por todo el apartamento u oficina en forma de aerosol.
Pero si en el sistema de aire acondicionado hay microorganismos (pueden ser amebas inofensivas infectadas con la bacteria Legionella), la Legionella ingresa al cuerpo humano junto con el agua, provocando la llamada enfermedad del legionario o neumonía de Pittsburgh.
Si el tratamiento no se inicia rápidamente, las bacterias pueden causar la muerte.
He aquí por qué los aparatos de aire acondicionado pueden ser peligrosos: si aparecen los primeros síntomas de una enfermedad, debe buscar ayuda médica de inmediato.
