Las personas carismáticas pueden dejar una impresión duradera después del primer encuentro.
Se cree que este rasgo es un regalo de la naturaleza y no puede desarrollarse mediante ningún curso o práctica espiritual. Pero si la naturaleza no te ha dotado de este don, ¿por qué no intentas desarrollarlo tú mismo y si funciona?
Existen varios ejercicios que desarrollan cualidades similares.
Carisma, ¿qué es?
Una persona carismática es, ante todo, una persona segura y enérgica a la que no le importan especialmente (en el buen sentido) las opiniones de los demás.
Es capaz de comprender a los demás, sentir empatía, tiene una visión amplia y un sentido del humor desarrollado, razona con sensatez y expresa pensamientos y, en general, es una persona erudita.
¿Qué se necesita para llegar a ser así?
A continuación se muestran algunos ejercicios.
1. De pie frente al espejo, saluda, empieza a contar algo, comparte tus impresiones, etc.
Imagina que hay una gran audiencia frente a ti, mantén tu postura y habla con facilidad.
Luego repite el material que has cubierto, grabándote en video y corrige los errores que hayas cometido.
2. Elija un día en el que pueda realizar un seguimiento fácilmente de las palabras que dice y cuándo.
Quizás el discurso haya estado cubierto durante mucho tiempo de plantillas, jerga, burocracia; en una palabra, clichés. Esto no enganchará a nadie.
Estudie también temas que puedan interesar a sus interlocutores.
3. Cuando te comuniques con las personas, muestra interés genuino en lo que te dicen. Esto le ayudará a dar buenos consejos de manera oportuna.
La cualidad se llama empatía. Te resultará útil incluso si no logras desarrollar el carisma.
Lo más importante es que en público no intentes saltar por encima de tu cabeza, pero tampoco te aprietes demasiado si no te permiten decir una sola palabra.
¡Sigue esforzándote, sé persistente en lograr tu objetivo!
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