Hablar por teléfono suele ir acompañado de actividad física. Resulta que hay varias razones para esto.
La primera es que caminar sirve como un medio para ayudarte a concentrarte y mejorar tu proceso de pensamiento.
La actividad motora, que incluye específicamente caminar, estimula el flujo sanguíneo cerebral, lo que, de hecho, mejora la atención.
La segunda razón es que moverse mientras se habla, ya sea por teléfono o en persona, alivia el estrés y la tensión emocional.
El cerebro experimenta un reinicio cognitivo cuando te sientes incómodo, tienes que mentir o te sientes ansioso.
Como resultado, ciertas partes del cuerpo se tonifican, esas mismas piernas, y la persona comienza a moverse.
Finalmente, las ganas de andar con el teléfono pegado a la oreja surgen cuando, incluso sin darte cuenta, imitas a tu interlocutor.
Existen numerosos estudios que han demostrado que dos personas hablando sincronizan sus posturas y movimientos sin darse cuenta.