Temas prohibidos: De qué no debes hablar delante de los niños, incluso si no te escuchan

17.03.2025 10:46

¿Estás seguro de que tu hijo, que está absorto en el juego, no escucha tus conversaciones?

Los niños captan fragmentos de frases como si fueran radios, incluso cuando parecen completamente inmersos en sus propias actividades.

Algunos temas que los adultos consideran “seguros” dejan grietas en la mente de los niños, afectando su confianza en el mundo.

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Foto: © Belnovosti

El primer tabú es discutir cuestiones de dinero. Los niños interpretan frases como “No podemos pagarlo” o “No tenemos suficiente dinero para pagar el alquiler otra vez” de forma literal. Comienzan a culparse por las dificultades de la crianza o viven con el temor de que la familia se quede sin comida.

Incluso si se habla de préstamos o deudas “de manera casual”, el niño puede retraerse, con miedo de convertirse en una carga.

La segunda es la crítica de los seres queridos. “Tu abuelo siempre lo arruina todo” o “La tía Lena volvió a decir una tontería”: estos comentarios destruyen la imagen que el niño tiene del mundo, en la que los familiares deberían ser su apoyo.

El niño comienza a dudar de la seguridad de los vínculos familiares y luego traslada este miedo a sus amigos y parejas.

La tercera zona de peligro es la que se refiere a miedos y ansiedades que no están relacionados con los niños. Hablar sobre enfermedades, política o desastres mundiales da a los niños la sensación de que el mundo es un lugar amenazante.

Todavía no saben filtrar la información, por lo que sus palabras pueden convertirse en pesadillas o miedos inexplicables.

El cuarto punto es la evaluación de la apariencia o el carácter de otras personas. “Mira esa mujer gorda” o “Ese hombre está vestido raro” enseña al niño a juzgar a quienes son diferentes. Más tarde, esto resultará en un rechazo de la propia singularidad o en una agresión hacia los compañeros.

La quinta regla es evitar el sarcasmo hacia el niño, incluso si “no escucha”. Chistes como “Claro que lo olvidaste todo como siempre” o “Un genio, no un hijo” quedan guardados en la memoria como etiquetas.

Los niños creen cada palabra que les decimos, por lo que esas frases se convierten en su voz interior.

Si necesita discutir algo importante, espere hasta que su hijo esté dormido o vaya a otra habitación. Recuerde: incluso las conversaciones “de fondo” afectan cómo se percibirá a sí mismo y a los demás dentro de 10 a 20 años.

Antón Kurchev Autor: Antón Kurchev Editor jefe adjunto


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