Toda madre sólo quiere lo mejor para su bebé, pero es fácil ahogarse en un mar de consejos contradictorios.
Uno de los debates más candentes es si se debe dar agua a un bebé amamantado y cuándo hacerlo.
La leche materna, que es 80% agua, satisface completamente las necesidades de líquidos del bebé antes de la introducción de alimentos complementarios.

Se convierte en comida y bebida al mismo tiempo, creando un equilibrio perfecto.
Pero como siempre, el diablo está en los detalles, y las excepciones pueden trastocar todas las ideas habituales.
Imagínese: es un verano abrasador, el aire es caliente y la humedad cae por debajo del 35%. En esos momentos, es posible que ni siquiera la leche materna pueda satisfacer la sed del bebé.
Lo mismo ocurre si el niño es propenso al estreñimiento o padece alguna enfermedad: temperatura superior a 38 °C, vómitos o diarrea.
En estas situaciones, el agua se convierte no sólo en un complemento, sino en una necesidad que salva de la deshidratación. Pero ¿cómo saber cuándo es el momento de ofrecer el biberón? La respuesta es sencilla: entre tomas, en pequeñas porciones, observando la reacción del bebé.
La alimentación artificial es una historia completamente diferente. Incluso las fórmulas de mayor calidad requieren una alimentación adicional, porque su composición es más densa que la de la leche materna.
Y si el pediatra ha prescrito una fórmula antireflujo, el agua se convierte en un elemento obligatorio de la dieta.
Con la introducción de alimentos complementarios, las reglas cambian: los primeros purés o papillas de verduras dictan la necesidad de agua para ayudar a la digestión.
La norma diaria varía entre 30 y 250 ml, que es aproximadamente el volumen de una toma.
¿Pero qué pasa si el bebé bebe agua con avidez? ¡No entrar en pánico! Esta es una señal de que su cuerpo necesita líquido adicional. Ofrécele el biberón con más frecuencia, pero no olvides vigilar su estado general.
La pregunta principal es la edad. Algunos padres comienzan a darle agua casi desde los primeros días, otros esperan seis meses. Los pediatras insisten en que la decisión debe ser individual y la respuesta universal - 0+ - es sólo un punto de partida para un diálogo con el médico. Después de todo, lo que funciona para un niño puede dañar a otro.
No arriesgue la salud de su bebé: consulte cualquier decisión con un especialista. Sólo usted y su pediatra saben el momento adecuado. Y todo lo demás es sólo ruido...