El sentido del humor es una cualidad valiosa. Es fantástico cuando los niños ríen y cuando entienden por qué se ríen.
Pero ésta no es la única razón. Los psicólogos recuerdan que no todos los chistes son divertidos para los niños y que un adulto puede ofender fácilmente a un niño con su humor.
La psicóloga, experta en comunicación y autora de libros y cómics sobre psicología, Tatyana Vasilkova, explicó a aif.ru cómo no bromear con los niños.
Cómo bromear con un niño
1. En primer lugar, un adulto debe comprender el motivo de su broma.
O él mismo quiere divertirse o divertir al niño.
El resultado de tus acciones depende de la respuesta a esta pregunta.
Si un adulto bromea para su propio placer, entonces su risa puede verse como una autoafirmación a expensas del niño, y esto puede causar dolor.
2. El humor debe ser de gran calidad, pero muchas veces se intenta tapar palabras y expresiones irreflexivas con una broma.
¿Vale la pena pensar en cómo se sentirá un niño cuando escuche un chiste así?
Es raro que alguien consiga reírse a carcajadas cuando otros se imponen a su costa.
Al mismo tiempo, conviene enseñar a los niños a reírse de sí mismos. La autoironía será útil en la edad adulta, señala el psicólogo.
3. Los buenos chistes no deben humillar a una persona.
Pero sólo se puede apreciar el humor anticipando las consecuencias.
Si un adulto decide divertir a los niños, incluso haciéndolos reír un poco de sí mismos, esto puede tener un efecto positivo.
Pero si se trata de un intento de afirmarse a costa del niño, entonces es evidente que el adulto tiene grandes problemas de autoestima, resume el especialista.